domingo, 23 de diciembre de 2018

DISCAPACITADA SEXUALIDAD. C Borja


Un Amor “Especial” Vivido desde las Discapacidades Cognitivas
  (Carlos Borja[1])
TEMA: EDUCACIÓN SEXUAL EN ESTUDIANTES CON DISCAPACIDAD Y LA FAMILIA
Contextualización del Taller (a modo de justificación)
Adolescentes con Discapacidad (en Colombia, Necesidades Educativas Especiales - NEE), -categoría actualmente problemática-, incluido por la UNESCO (2004), son tradicionalmente reconocidos en las Instituciones Educativas como: "estudiantes especiales, de inclusión, discapacitados, con diversidad funcional, intelectual, retrasados, limitados, etc.", que presentan alguna dificultad, ya sea para ver (Miller, 1994), desplazarse, escribir, conversar, o hablar; con déficit cognitivo –leve o profundo– (p.e. Síndrome Down, Van Dyke y cols., 1995), espectro autista u otra deficiencia cerebral o neuropsicológica evidenciable, están siendo hostigados y rechazados socialmente, argumentando una inferioridad mental, emocional y sexual (desde una postura positivista psiquiátrica o psicológica que los diagnostica como “disfuncionales” o “desadaptados)”, evidencias de enfermedad psíquica y síntomas de una defectuosa integración de la personalidad (Rubin, 1989). Las/los estudiantes afrontan mucha más discriminación por tener alguna limitación; comportamientos, vivencias, gustos diversos e imaginarios sexuales, son reprimidos, castigados y cohibidos socialmente, por estar relacionados con la expresión de su sexualidad, erotismo y deseo sexual. Según Mckenzie y Swartz (2011:375): Altos niveles de estigma y actitudes negativas hacia las personas con discapacidades limitan el desarrollo de una sexualidad saludable.
Aparte de la discriminación escolar que viven estas personas “con discapacidad” (Decreto 1421 de 2017), menciona Viveros[2] (2014): las discriminaciones por razones de prácticas sexuales y por situación de discapacidad son distintas (…) incluso dentro de cada categoría de diferencia hay heterogeneidad. En ocasiones, se mezcla con otras situaciones que hacen que se magnifique y complejice, mencionando por ejemplo: la exclusión, el aislamiento, la ridiculización, los gestos y miradas, la burla, el menosprecio, la crítica, el no hablarle, el ignorar, bromas pesadas, los comentarios dirigidos (que hagan relación a categorías entrecruzadas como la clase, el género, la etnia), hasta acciones de contacto físico como la agresión -física y verbal-, el hostigamiento constante y repetitivo (Ley 1620 de 2013).
La Convención Interamericana para la eliminación de todas las formas de discriminación contra las personas con discapacidad -de alcance regional-, que plantea la necesidad de luchar contra actos y políticas discriminatorios; y la Convención Internacional de los derechos de las personas con discapacidad, que retoma los principios expresados en la primera, abordando la cuestión de la discapacidad, sin partir de una concepción centrada en los obstáculos inherentes a la condición física o mental, sino la “interacción de las personas con deficiencias / barreras debidas a la actitud y al entorno que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás” (RELAF, 2013:37). Así como los estudiantes no heterosexuales construyen su autonominación o autodefinición respecto a su orientación sexual (no heteronormativa / homoerótica), relacionada con su autoconcepto, los estudiantes con discapacidad también hacen la construcción del autoconcepto durante su vida escolar, al igual que la demás población estudiantil, con los mismos factores intervinientes (Borja, 2017), universalmente aplicables, que pueden afectar de igual manera a cualquier niño (Sabeh, 2002). Apoyando esta idea, Buscaglia (1990, citado por Sabeh, 2002), dice que el Yo de personas con discapacidad, se desarrolla del mismo modo que el de las demás personas, pero estos reciben influencias con frecuencia muy fuertes, sumado a que desde la infancia enfrentan experiencias negativas, frustraciones y rechazo social en sus relaciones interpersonales que los van anulando, y que se sientan desvalorizados. Circunstancias que conducen a que sea un grupo en riesgo al desarrollar un auto concepto negativo.
A esta población se les niega las posibilidades sexuales, desconociendo que personas con discapacidad intelectual (Peirano[3], 2014) pueden tener las mismas necesidades y deseos sexuales que las personas sin discapacidad (Mitchell y cols. 1978, citado por Aunos y Feldman, 2002). Sexualidad que actualmente posee sus propias desigualdades y sus formas de opresión específica, a pesar de ser un área determinante en la vida de los humanos, independiente de su condición, género o edad. En las culturas occidentales ha sido estructurada dentro de un marco social estrechamente punitivo, con controles formales muy fuertes, que evidencian la existencia de una mojigata -hipócrita- y ambivalente represión sexual, cuyas prohibiciones, rechazos, censuras, denegaciones, lejos de sufrir un proceso de restricción, ha estado sometida a un mecanismo de incitación creciente, como mencionaba Foucault (1977), llevando, por el contrario, a hablarse y practicarse más, con o sin culpa y pecado. Ahora, en las sociedades modernas, evalúan estos actos sexuales como multiplicación de “perversiones”, según un sistema jerárquico de valor sexual, que Rubín (1989) lo describió de manera interesante, pero que incluso en esta categoría no existen, no son categorizados, no hay espacio en la sexualidad para los “discapacitados”, que antes y hoy siguen considerándose desde los imaginarios, tabúes, prejuicios generalmente negativos, que los convierte en impúberes, sin deseos, aniñados, inocentes asexuales o asexuados, toda su vida, pero que esconde el gran temor de su sexualidad “incontrolada” (hipersexualizada), sumada a los discutibles argumentos biológicos evolucionistas de evitar el peligro de reproducción, con sus riesgos genéticos.
Las personas con discapacidad tienen posibilidades de casarse, amar, tener relaciones sexuales "voluntariamente", a diferencia de la población femenina, quienes terminan siendo abusadas y subyugadas sexualmente. Independiente del género, a ambos se les niega las posibilidades sexuales. La sexualidad que actualmente posee sus propias desigualdades y sus formas de opresión específica; es una parte importante en la vida de los humanos, independientemente de su condición, incluso para personas con diversidades, como seres sexuados, se expresa y manifiesta de forma diferente su sexualidad y erotismo. Los Programas de Educación para la Sexualidad y Construcción de Ciudadanía PESCC (MEN, 2007), que son de obligatoriedad en las instituciones públicas, se han quedado bastante cortos, porque se hacen para la población estudiantil, en general, sin tener en cuenta las singularidades (Corcuff, 2009) de muchos/as estudiantes.

Dirigido a
Padres, madres, acudientes, cuidadores, docentes, profesionales, Orientadores escolares, investigadores, Psicólogos, funcionarios y demás personas que tengan contacto y trabajen con estudiantes con discapacidad.

Objetivos del taller
Posibilitar la reflexión sobre los imaginarios y representaciones propias respecto a la sexualidad en las personas con alguna discapacidad.
Aportar desde nuestros saberes construidos, como partícipes del taller, que nos permitan transmitirlos e incorporarlos con otras posturas conceptuales y académicas (Se parte del principio que todos y todas tienen para aportar y se puede aprender, enriquecerse a través del dialogo dirigido).
Promover en los participantes una posición activa, desde sus particularidades, que aporte a la construcción de propuestas educativas.
Construir -sistematizando- nuevos saberes en la medida en que el interés y el deseo se corresponda con aquello que se expone (Es importante que los contenidos que se trabajen en esta actividad sean en lo posible contextualizados a las realidades de las personas con quienes se va a desarrollar el tema; es decir, responda a sus intereses).

Metodología del Taller
Con base en las metodologías psicosociales (García Peña, 2009), se trabaja con la “Negociación de los saberes”: que implica en quien (Tallerista) se dirige al grupo a manera de conversatorio, se asuma como posibilitador, dinamizador o gestor e intercambie con los participantes, a partir del saber que portan sus integrantes de manera lúdica; para iniciar la reflexión y a partir de las construcciones iniciales se dé vía a la palabra, para que se analicen, discutan, confronten, refuercen y/o cuestionen aspectos de forma vivencial (Aprendizajes significativos). La “Participación”: que busca posibilitar la construcción grupal de alternativas, más que llevar información. Esto implica tener presente la heterogeneidad, que puede volverse una fortaleza si se permite expresar con libertad, brindando un espacio para ejercer el derecho a disentir de los argumentos del otro u otra, y se facilita al grupo hacerse responsable del logro de los objetivos y de su mantenimiento a través de limitar/direccionar su intervención. La “Flexibilidad y Apertura”: admitiendo la existencia de otras lógicas, otras dinámicas, otros modos de pensar y actuar frente al tema y las situaciones conexas como realidad en construcción, que cuando emergen hay que permitirlo, para poder leerlas, comprender y posibilitar su reflexión. Finalmente, la “Sistematización”: de las experiencias conceptos y saberes que permitan recoger la información generada por la intervención de forma organizada y coherente para tener comprensión de esta situación problematizada (su sexualidad), el beneficio para las comunidades escolares y bienestar de la población (estudiantes con discapacidad).
Desarrollo del Taller
1. Presentación breve del Taller Conversatorio, los objetivos y el tallerista. 5 minutos.
2. Contextualización: apertura de la situación temática problematizada (con base en la lectura, páginas 1 y 2), reconociendo algunas condiciones subjetivas, históricas, sociales y culturales de la población en mención, estudiantes con discapacidad. 10 minutos.
3. Pregunta categórica (SI / NO) para responder individualmente y por escrito: ¿Las personas con alguna Discapacidad disfrutan su sexualidad? La cual debe ser recogida y tabulada de inmediato, para ser mostrados sus resultados dentro de la misma sesión. 10 minutos.
4. Establecimiento y Concertación colectiva de normas a cumplir durante el taller (ver Metodología). 5 minutos.
5. Reflexión: “Cambiando Mitos por Derechos Sexuales”, la sexualidad es un hecho que nos iguala, todos somos sexuados, sexuales, eróticos y atravesamos los procesos de sexuación. A través de una proyección audiovisual, presentar varios mitos actuales sobre la vida sexual / afectiva de las personas con discapacidad, para contrastarlos con sus derechos (desde una normatividad y política pública). Las intervenciones, que deben ser breves, se trascriben por el relator en un computador. 20 minutos.
Mitos/Creencias:
§  La sexualidad de las personas con discapacidad es especial.
§  Las personas con discapacidad no tienen sexualidad, son asexuadas y no les interesa.
§  No tienen conciencia de su cuerpo, ni su desarrollo sexual y anatómico.
§  Sus dificultades les impiden tener relaciones sexuales “normales”.
§  Las personas con discapacidad no tienen atractivo, no son deseados-deseables y no pueden producir placer.
§  Las personas con discapacidad no pueden tener pareja, besar, acariciar, manifestarse sexualmente.
§  Pueden transmitir genéticamente la discapacidad (Argumento biologicista).
§  Las personas con discapacidad tienen una sexualidad incontrolable, perversa, impulsiva, promiscua, llena de peligros.
§  La única forma correcta y placentera de obtener placer sexual es mediante el acto sexual o la genitalidad.
§  La Educación Afectivo-Sexual incita e incrementa en ellos, las conductas sexuales, sus tendencias, orientaciones y preferencias sexuales.
§  No tienen capacidad para captar, entender el abuso del que pueden ser objeto.
§  Los hombres con discapacidad tienen mayores necesidades y deseos que las mujeres con discapacidad, quienes son asexuadas (Política / Enfoque de Genero).
§  Todas las personas con discapacidad son heterosexuales (Política / Enfoque de Diversidad Sexual).
§  Las personas con discapacidad no necesitan Educación Afectivo-Sexual.
§  Son niños en un cuerpo de adulto.
§  Otras… (mencionadas por los participantes), deben ser transcritas por el relator en el computador.
Derechos:
§  Expresar su sexualidad, erotismo, sentimientos, afectividad, dentro de los limites sociales establecidos para cualquier persona.
§  Recibir educación afectiva, sexual y formación en la familia y en la Escuela.
§  Integridad y propiedad de su cuerpo, de forma que nadie los/las instrumentalice.
§  Tener la vida sexual / afectiva plena, saludable y satisfactoria, que deseen y sea posible, según sus condiciones particulares, como un aspecto fundamental para su bienestar y calidad de vida; con la ayuda de los Orientadores Escolares, los docentes, la familia, tutores legales, los profesionales, las Entidades respectivas, y el Estado.
§  Tener pareja / compañero / esposo / cónyuge, y una vida sexual independiente.
§  Reproducirse o no, y conformar una familia (no ser esterilizados sin su consentimiento).
§  Simplemente porque… ¡tienen derecho!
6. Construcción Participativa: partiendo de la categoría, término, concepto -peyorativo- “DIS-CAPACIDAD” [NEE (NET), Inclusión, Diversidad Intelectual o Funcional, Condición Especial, Excepcionalidad, Limitaciones, Singularidad, Diagnóstico, hasta llegar a los históricamente conocidos (Retrasados, Enfermos, Anormales, Mongólicos, etc.) problematizados entre la epistemología (ciencia), las normas estatales y la realidad; comienzan las discusiones a partir de la pregunta generadora ¿Qué podemos hacer como padres/madres, profesionales, cuidadores, docentes?, para integrarlas en la Escuela, desde los proyectos de educación sexual, el PEI, los programas curriculares y las asignaturas. El relator debe ir transcribiendo lo que se diga, en un computador. 30 minutos.
7. Comentarios finales, evaluación y Cierre. Se distribuye al azar el formato de evaluación del taller (entregado por el organizador). Si surgen preguntas e inquietudes al final, se recogen por escrito y se incluyen para alimentar el documento final, y darles respuesta por correo electrónico, dentro del plazo establecido, que no podrá exceder una semana. 10 minutos.
















Referencias
American Psychiatric Association –APA (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders. Fifth edition. DSM-5. New School Library, Washington DC, London, England.
Aunos M. y Feldman M. (2002). Attitudes towards Sexuality, Sterilization and Parenting Rights of Persons with Intellectual Disabilities. Department de Psychologie Orthope´dagogie, Universite de Quebec a Montreal, Department of Psychology, Queen’s University, Kingston, Ontario, Canada.
Booth T., y Ainscow M. (2002). Índice de Inclusión - Desarrollando el aprendizaje y la participación en las escuelas. Centro de Estudios en Educación Inclusiva -CSIE. Traducción al castellano realizada por la Oficina Regional de Educación de la UNESCO para América Latina y el Caribe, OREALC/UNESCO, Santiago, Chile.
Borja, C. (2017). Estudiantes con Discapacidad y Estudiantes No Heterosexuales, unidos por la Discriminación/Represión de su Sexualidad. Trabajo presentado en Ponencia para el II Congreso de la Red Latinoamericana de Profesionales de la Orientación - RELAPRO. Buenos Aires Argentina. Recuperado de: https://revistaorientaccion.blogspot.com/2017/02/estudiantes-con-discapacidad-y.html
Congreso de la República de Colombia (2013). Decreto 1965 de septiembre l, por el cual se reglamenta la Ley 1620 de 2013, que crea el Sistema Nacional de Convivencia Escolar y Formación para el Ejercicio de los Derechos Humanos, la Educación para la Sexualidad y la Prevención y Mitigación de la Violencia Escolar. Bogotá.
Congreso de la República de Colombia (2017). Decreto 1421 de agosto 29, por el cual se reglamenta en el marco de la educación inclusiva la atención educativa a la población con discapacidad. Bogotá.
Corcuff F. (2009). Pierre Bourdieu (1930-2002) leído de otra manera Crítica social post-marxista y el problema de la singularidad individual. En Cultura y Representaciones Sociales, pp. 9-24. Recuperado de: http://www.culturayrs.org.mx/revista/num7/Corcuff09.pdf
Cornejo J. (2009). Equívocos del Lenguaje: Homoerotismo en Lugar de Homosexualidad. Universidad de Santiago de Chile, Facultad de Humanidades. ALPHA No. 29, pp. 143-154.
Foucault M. (1998). Historia de la Sexualidad I, la Voluntad de Saber. Primera edición en francés (1976) con el título original: Histoire de la Sexualité 1: la Volonté de Savoir; traducción de Ulises Guiñazú. Siglo XXI Editores, Madrid, España.
Garcia Peña, J. (2009). Metodologías de Intervención Psicosocial. Repositorio Funlam. Recuperado de: http://virtual.funlam.edu.co/repositorio/sites/default/files/ElSentidoDeLasMetodologiasdeIntervencionPsicosocial.pdf
Kyriazopoulou M. y Weber H. (2009). Desarrollo de indicadores – sobre educación inclusiva en Europa, Odense, Denmark: European Agency for Development in Special Needs. Traducido por Yolanda Jiménez Martínez.
La Plante M. (1991). The demography of disability. In: West J. (Ed) The Americans with Disabilities Act: From Policy to Practice. New York, Millbank Memorial Fund, pp55-77.
Mckenzie J. & Swartz L. (2011). The Shaping of Sexuality in Children with Disabilities: A Q Methodological Study. Department of Psychology, Stellenbosch University, Matieland, South Africa. Pp. 363–376.
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MEN (2007). PESCC: Programa de Educación para la Sexualidad y Construcción de Ciudadanía. Plan Nacional Decenal de Educación 2006-2016.
MEN (2008). Programa De Educación Inclusiva con Calidad “Construyendo Capacidad Institucional para la Atención a la Diversidad. Bogotá.
Miller T. (1994). Social/sex education for children and youth with visual impairments. Fourth Canadian Conference on Deafblindness. New Brunswick, Canadá. Consultado en: http://www.icevi.org/publications/icevix/wshops/0412.html
RELAF y UNICEF (2013). Discriminación en las instituciones de cuidado de niñas, niños y adolescentes. Institucionalización y prácticas discriminatorias en Latinoamérica y el Caribe. Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Buenos Aires.
Rubin G. (1989). Reflexionando sobre el sexo: notas para una teoría radical de la sexualidad, en: Vance, Carole S. (Comp.) Placer y peligro. Explorando la sexualidad femenina. Ed. Revolución, Madrid, pp. 113-190.
Sabeh E. (2002). El autoconcepto en niños con necesidades educativas especiales. Revista Española de Pedagogía, Universidad de Salamanca – CONICET, Universidad Nacional de Tucumán. Año XL, No. 223, pp. 559-572.
Van Dyke, D., McBrien, D., Sherbondy, A. (1995). Issues of Sexuality in Down Syndrome. University of Iowa, USA.
Viveros Vigoya M. (2007). Discriminación racial, intervención social y subjetividad. Reflexiones a partir de un estudio de caso en Bogotá. Revista de Estudios Sociales No. 27, Bogotá, Pp.106-121.




[1] Psicólogo, Orientador y Asesor Escolar Secretaria de Educación Distrital Psicólogo clínico, varios años trabajando e investigando con población estudiantil con discapacidades cognitivas y motoras (Síndrome Down, Autismo, DCL o RML, Limítrofes, etc.). Con perfil investigativo, Universidad Católica de Colombia, el Burnout (Síndrome Agotamiento): “Salud Mental de los Psicólogos que Ejercen como Terapeutas en Bogotá”. Especializado Pedagogía, Universidad Javeriana, artículo/ponencia: “Desarrollo Moral y Convivencia, Aproximación desde las Comunidades Justas (2012)”. Maestría Género, Universidad Nacional de Colombia, investigación: “Discriminación en Estudiantes con Discapacidad y no Heteronormativos (2017)”. Trabajo escritural continuo durante 6 años, compartido en encuentros académicos, ponencias, conferencias y digitalmente por la Red Nacional de Orientadoras/es como colíder y dinamizador -Facebook, drive, blogs, WhatsApp, emails-. Libro: “Rol y Sentido de la Orientación Educativa en Colombia (2018); cborja@educacionbogota.edu.co
[2] Comunicación personal, sostenida el 22 de noviembre.
[3] Refiriéndose a las discapacidades cognitivas como “discapacidad intelectual” (Silvina Peirano, comunicación personal, 13 de noviembre).

La Escuela como Micro Cultura para La Inclusión.


Mg. Ps. Amilkar A. Brunal[1]

Rutas y procesos para prevención de la violencia y generación de una cultura inclusiva
"ENCUENTRO INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN INCLUSIVA FRONTERA SUR"
Loja Ecuador / Dic 13 y 14 de Diciembre /2018
En relación con los esfuerzos por “eliminar o minimizar las barreras que limitan el aprendizaje y la participación de todo el alumnado”, el índice de inclusión[2] contempla tres grandes dimensiones en su estudió: Elaboración de políticas, Desarrollo de Practicas Inclusivas y creación de  Culturas inclusivas, sin embargo el estudio de una cultura  desde el punto de vista antropológico (asunto de la antropología cultural); se puede centrar en dos grandes variables que constituyen  las culturas.
 1. Los principios, normas y valores de dicha cultural (Ideología) que para el caso pueden asimilarse con las políticas de inclusión expresadas discursivamente. De tal manera que se requerirá un nivel apropiado de análisis del discurso (Van Tij).
2. Las prácticas culturales (praxiologia) que bien pueden interpretarse (en términos del índice de inclusión) como: “Practicas Inclusivas”, Según Vladimir Tapia Briones.[3] pueden estudiarse a partir de elementos  vinculantes, como los rituales de cohesión social que representan sentido de pertenencia  institucional o grupal y la construcción estética.
Aplicando los principios presentados anteriormente, podemos planear la construcción de una cultura inclusiva.
CULTURA PARA LA INCLUSIÓN
INDICADORES
Ámbitos para la Inclusión


PRINCIPIOS TEORICOS
DE LA INCLUSIÓN
Estudio de Necesidades




·         Formación
·         Creación
·         Recreación
·         Participación
Políticas
Legislación
Normatividad para el ingreso
Reservas Presupuestales


PRAXIS INCLUSIVA
Ejecución Presupuestal
Promocionar el Acceso
Garantizar el acceso
Garantizar la Permanencia
Facilitar el Desarrollo personal, Académico y Social



REFERENCIAS
Marvin Harris. Antropología cultural
Índice de Inclusión.

      Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSMIV . Disponible en







[1] Mg.Amilkar A. Brunal, Psicólogo, Especialista en Orientación Educativa y Desarrollo Humano, Magister en Investigación Social Interdisciplinaria. Docente Orientador educativo en ámbito Escolar adscrito la Secretaria Distrital de Educación de Bogotá desde 1994.
[2] Índice de Inclusión. Desarrollando el aprendizaje y la participación en las escuelas. Versión original en inglés escrita por: Tony Booth y  Mel Ainscow.Los términos inclusión o educación inclusiva son de reciente uso en América Latina y en muchos contextos se utilizan como sinónimo de integración de alumnos con discapacidad. En el índice, la inclusión se concibe como un conjunto de procesos orientados a eliminar o minimizar las barreras que limitan el aprendizaje y la participación de todo el alumnado. Las barreras, al igual que los recursos para reducirlas, se pueden encontrar en todos los elementos y estructuras del sistema: dentro de las escuelas, en la comunidad, y en las políticas locales y nacionales. La inclusión, está ligada a cualquier tipo de discriminación y exclusión, en el entendido de que hay muchos estudiantes que no tienen igualdad de oportunidades educativas ni reciben una educación adecuada a sus necesidades y características personales, tales como los alumnos con discapacidad, niños pertenecientes a pueblos originarios o afrodescendientes, niños portadores de VIHISIDA o adolescentes embarazadas, entre otros.

sábado, 17 de noviembre de 2018

FAMILIA, ESCUELA Y SUBJETIVIDAD: Psp: Andrea Mora R

Como citar este artículo (APA):

Mora, A.(17 de noviembre de 2018).Una mirada desde la orientación escolar.[entrada en un blog].Red Orientadoras y orientadores 3.0. Disponible en https://orientacionyasesoriaescolar.blogspot.com/2018/11/familia-escuela-y-subjetividad-psp.html


UNA MIRADA DESDE LA ORIENTACIÓN ESCOLAR

Por: Andrea Mora Reyes

Todo sujeto configura su subjetividad, su estar en el mundo, desde el reconocimiento de sí mismo como parte de un grupo social. La familia como primer escenario de socialización es determinante en la relación que establece cada sujeto con su entorno. Es a partir de la interacción con los otros que cada sujeto, al saberse parte integrante de una sociedad, construye una interpretación de su vida, se proyecta a sí mismo; en suma: establece una relación con los demás, con el conocimiento, con la cultura.
La familia como grupo social primario brinda las bases para el desarrollo afectivo, intelectual y moral; se constituye en el primer referente del cual cada sujeto hace recurso para desenvolverse en la sociedad y construir una identidad propia. En este sentido, como construcción socio-histórica cultural, la familia facilita la vinculación del sujeto con el medio circundante y a partir de ello, éste cimenta valores, juicios, creencias y roles:
La familia realiza una labor configurativa, dado que cada una de ellas se narra, construyendo su propia historia a partir de su vivencia cotidiana. Los miembros de la familia, en cuanto incluidos como sujetos alter, configuran la trama familiar cuando cada uno es, pero gracias a la presencia del otro que lo hace ser (Bedoya, 2008, p. 350).    
Cada familia posee, por tanto, un carácter vinculante entre el sujeto y la sociedad al ser un espacio de construcción intersubjetiva, de sentidos, de significados, pero los cuales no son fijos sino que están en constante movimiento, ya que están supeditados a su trasformación gracias a la interacción de los miembros con personas diferentes al grupo familiar.
De la misma forma que la familia es determinante en la formación, la escuela también se convierte en un agente importante en la configuración de la subjetividad, al permitir la interacción con personas distintas a la propia familia y al facilitar el encuentro entre diferentes  formas de pensar, de sentir y de actuar que se han aprendido y construido a partir de la incidencia de la enseñanza y guía de los padres o cuidadores, y las cuales se fortalecen o debilitan conforme cada persona va adquiriendo experiencia en el encuentro con los otros.
En este sentido, la familia y la escuela se configuran como escenarios de socialización, de participación y de construcción de formas de con-vivir y orientar la propia vida, esto es de la propia subjetividad, la cual “no se agota en la subjetividad individual, sino que aparece como una subjetividad social que se configura en los espacios sociales de la acción” (González, 19, p.).
Existe pues una relación estrecha entre la familia y la escuela como entornos de socialización y de aprendizaje, los cuales proveen las bases a partir de las cuales cada sujeto configura su propia interpretación del mundo. La forma como se establece dicha relación es lo que resulta un tanto confusa, puesto que muchas veces la familia y la escuela parecieran no tener un carácter de  complementariedad sino más bien de contradicción: la familia se desentiende de su rol como formadora de valores, delegando esta responsabilidad casi en su totalidad a los docentes; no existe coherencia entre lo que se enseña en el colegio y lo que los estudiantes viven en sus hogares; se contrapone la exigencia de respeto hacia el otro con las distintas formas de violencia que éstos sufren y, en cuanto a lo académico, contrasta la exigencia por obtener un buen rendimiento con la indiferencia de las familias por el mismo conocimiento. De esta manera, se evidencia la discrepancia entre los aprendizajes esperados por medio de la educación y las dinámicas existentes en los hogares y comunidades a las que pertenecen los estudiantes.
Esas dinámicas familiares, escolares y sociales, a partir de las cuales se forjan significados por medio de los cuales se establecen normas, reglas y roles, son uno de los principales focos de atención para el orientador escolar quien con frecuencia atiende situaciones de conflicto entre los estudiantes con sus familias, compañeros y docentes y ante las cuales éstos manifiestan no sentir el apoyo y la comprensión del núcleo familiar o sentirse solos o incomprendidos. Es recurrente la alusión de los estudiantes al maltrato físico, verbal y psicológico que se vive en sus hogares, la negligencia de parte de los padres o cuidadores, así como la ausencia de metas, proyectos o aspiraciones; además de la solicitud de apoyo por parte de las familias para manejar situaciones de consumo, ideación suicida, autolesión, rebeldía y desobediencia por parte de sus hijos.
La familia, por naturaleza, hace que sus miembros estén intensamente conectados emocionalmente. A menudo las personas se sienten distanciadas o desconectadas de su familia, pero esto es más un sentimiento que un hecho. Las familias afectan tan profundamente los pensamientos, los sentimientos y las acciones de sus miembros, que a menudo parece que las personas vivieran bajo la misma “piel emocional”. Constantemente, las personas solicitan la atención, aprobación y apoyo de los demás, y reaccionan a las necesidades, expectativas y molestias que perciben de los otros (Kerr, 2000, p 6.).
A partir del reconocimiento de esos sentidos, significados, imaginarios que expresan los estudiantes y padres acerca de su vivencia cotidiana tanto en el hogar, en la comunidad y en la escuela, el orientador escolar intenta brindar herramientas que permitan a éstos tener una mejor comprensión y capacidad de afrontamiento ante las dinámicas socioculturales actuales y ante las situaciones adversas del propio contexto. En este sentido, busca mediar entre la evidente tensión dada entre la familia y la escuela: por una parte, es evidente la dificultad que tienen muchas familias para realizar un acompañamiento permanente a sus hijos dadas sus condiciones económicas y laborales, así también, el bajo nivel formativo de muchos padres quienes no se sienten preparados para brindar guía a nivel académico, frente a la indiferencia de muchos estudiantes por su proceso formativo; la crisis de autoridad que se vive en las familias y que se refleja en la desobediencia y el reto que hacen los jóvenes hacia los docentes; los modelos sociales actuales que privilegian el bajo esfuerzo, la irresponsabilidad y la exposición a situaciones de riesgo, entre otros.
Desde esta mirada de la familia y la escuela como escenarios fundamentales de construcción de subjetividades, resulta necesario fortalecer los procesos formativos que se realizan desde la escuela y desde el campo de la orientación escolar en los niveles comunicativo, socio-afectivo y académico que permitan, especialmente a los estudiantes, tener una base de reflexión crítica y de apoyo para desenvolverse ante la realidad social actual y, a partir de lo cual, cabe plantear los siguientes cuestionamientos:
¿Cómo entender la familia actualmente?; ¿cuál es su rol en la educación de los hijos o miembros? ¿Es aún un referente de sentido para los niños, adolescentes y jóvenes? Y, partir de aquí, ¿cómo orientar desde el ejercicio profesional tanto a los estudiantes como a las familias ante las diferentes circunstancias socio-culturales actuales?
REFERENCIAS
Martínez, M. & Rodríguez-González, M. (2015). La teoría familiar sistémica de Bowen: avances y aplicación terapéutica, Madrid, McGRaw Hill.
Builes M. & Bedoya M. (2008).  La familia contemporánea: relatos de resiliencia y salud mental. Revista Colombiana de Psiquiatría, (37), 344-354. Recuperado el 2 de noviembre de 2018 [http://www.redalyc.org/pdf/806/80611205005.pdf]
González Rey, F. (2013). La subjetividad en una perspectiva cultura histórica: avanzando sobre un legado inconcluso. CS (11), 19–42. Recuperado el 1 de noviembre de 2018 [http://www.scielo.org.co/pdf/recs/n11/n11a02.pdf].