Para llegar al
porqué me gustaría primero hacer una mirada en el quién y en el que, una vez
tengamos reconocidos los sujetos y sus quehaceres podremos sumergirnos en las
razones. ¿Quiénes somos los orientadores escolares? Esta común pregunta que deambula
por los salones, oficinas, patios y pasillos de las instituciones escolares es
una inquietud que también hace parte de nuestro discurso profesional, en los
encuentros formales e informales, con amigos, amigas y pares orientadores.
Desde lo
normativo, según la historia cuenta… nuestro cargo se creó y estableció a
través de la resolución 1084 del 26 de febrero de 1974, es por esta razón que
cada 26 de febrero, como parte de nuestra esencia, empoderamiento e identidad
con lo que somos y hacemos, celebramos el día del Orientador escolar así este
aparezca en otras fechas y con otras connotaciones en los habituales
calendarios tradicionales. Una vez fue creado el cargo y a lo largo de estos
años, la normativa es “abundante” y en ocasiones poco clara, sobre todo en
cuanto al tema de funciones, sin embargo, en el 2010, gracias a la convocatoria
que se realizó a través del Acuerdo 151 del 30 de septiembre, por el cual se
convocó a “concurso abierto de méritos para proveer los empleos vacantes de
docentes orientadores de instituciones Educativas oficiales”, después de 14
años, se podría decir que se hizo evidente un Perfil que diera rostro a este
ejercicio profesional.
En el Artículo 10° de dicho acuerdo dice:” LOS
DOCENTES ORIENTADORES SON PROFESIONALES CON CAPACIDAD PARA DESARROLLAR
PROGRAMAS QUE FOMENTAN UN AMBIENTE INSTITUCIONAL DE ARMONIA, COLABORACIÓN,
AFECTO, RESPETO Y QUE SE FUNDAMENTAN EN LOS VALORES INDIVIDUALES Y SOCIALES QUE
PERMITEN DISFRUTAR LOS ASPECTOS POSITIVOS DE LA VIDA Y DEBEN TENER LAS SIGUIENTES
COMPETENCIAS…” seguidamente se enumeran una serie de competencias funcionales
que incorporan aptitudes directivas, académicas y comunitarias y otras
competencias comportamentales; que miden nuestro Liderazgo y motivación al
logro, la sensibilidad interpersonal, la comunicación asertiva, el trabajo el
equipo y por último la mediación y la negociación.
Es justamente a través de estas competencias
que año tras año somos evaluados quienes entramos en este y en los posteriores
concursos, vale la pena decir, que este concurso de 2010 fue el primero después
de casi una década de silencio en torno a la necesidad de nuestra labor en las
instituciones educativas. De otra parte, en este mismo Acuerdo, en su artículo
13, se aclara que quienes quisieran inscribirse, debían contar con título de:
“Profesional Licenciado: En orientación, Psicología y Pedagogía,
Psicopedagogía; cualquier licenciado que contara con título de postgrado en
Orientación Escolar, Orientación Educativa, Psicopedagogía, Psicología
Educativa u otro título afín a la naturaleza académica de la Orientación
Escolar, de igual forma, podrían inscribirse, aquellos profesionales con título
en: Psicología, psicopedagogía, Trabajo Social, terapia ocupacional, Sociología
con estudios de postgrado en Orientación Escolar” de tal suerte que una vez
expuesta esta normativa los Orientadores Escolares somos profesionales, en y
de…
Pero más allá de
esto, Los Orientadores Escolares, somos seres humanos que sobrellevamos el día
a día de nuestros “estudiantes problema”, sus docentes y familias, somos
quienes tenemos la visión global y particular de las instituciones, somos en
términos coloquiales, “los no hacedores”, a pesar de que a nuestros espacios
llega todo lo que “nadie más” está en “competencia de atender y manejar” somos
la tabla de salvación que muchos esperan encontrar, el amigo cómplice en el que
sabemos que se puede confiar, somos quienes vamos y volvemos con mil preguntas
y mil respuestas porque nuestros días no se parecen, cada uno de ellos tiene su
estilo particular, su sabor especial, su historia, somos como dice Javier
Hurtado, colega y líder orientador de la localidad de San Cristobal
“profesionales que le apostamos a la construcción de un mundo mejor desde
nuestro ejercicio profesional, desde la orientación y asesoría escolar.
Profesionales que reconocemos el poder del encuentro y del diálogo con el otro;
tejemos vínculos comprendiendo que en la complejidad de las realidades
educativas en las que trabajamos, todo está articulado y conectado y que de la misma
forma, el tejido que se realiza entre profesionales permite la construcción del
conocimiento y la idoneidad para nuestra labor”. De otra parte, ya perfilando
lo académico y lo social de nuestro ser, podemos adentrarnos en el que, y
siendo un poco osada, retomo la conceptualización realizada por mi amigo y
colega Amilkar Brunal, Orientador de la localidad de Usaquén, en conjunto con
la trabajadora social Gabriela Vásquez de Argentina, a través de la Revista
latinoamericana de Orientación y Desarrollo Humano, OrientaAcción, quienes definen la Orientación Educativa como: “un
proceso pedagógico, desarrollado fundamentalmente desde espacios socio -
académicos. Sus acciones no se restringen a los contextos formales de la
educación, sino que se constituye como acción humana de amplia aplicación en
todos los ámbitos en los que se requiera asesoría profesional, para potenciar
el desarrollo del ser humano a lo largo de toda su vida.
(Encuestas
Latinoamericanas Orientación
2014 –
2015) Es así
como desde esta perspectiva, la orientación escolar integra toda una visión
multidisciplinar y transdisciplinar que incorpora posibilidades y
particularidades paradigmáticas a través de un “proceso cíclico de acción y
reflexión”, citando con ello a Luisa Rojas Hidalgo, investigadora y orientadora
venezolana “la orientación escolar es un proceso nutrido por definiciones y
estrategias que se supone debe responder a necesidades, expectativas y
motivaciones, que den apoyo y apertura a acciones orientadoras en pro de una
sociedad más solidaria y comprometida con toda causa humana, y a la
conformación de ese ciudadano congruente con su entorno natural, social y
económico pero con una actitud crítico-reflexiva. Punto de partida, para la
concepción de una Orientación multicultural.” Por Consiguiente, la Orientación
Escolar, no es tan solo la función o funciones que ejercen los orientadores
sobre las particularidades que se desarrollan en las instituciones educativas a
través de sus comunidades; la Orientación Escolar debe considerarse y comprenderse
como la disciplina científica en las Ciencias de la Educación que ayuda a las
personas y sus colectividades a desarrollar
y alcanzar su autorrealización personal, es un campo del saber que contribuye
al mejoramiento de la calidad educativa y a la vida de calidad.
Ahora bien, que
tiene que ver el quién, con el qué y los por qué, todo apunta a una
legitimación de lo que somos y hacemos, porque sabemos ya lo que somos y
sabemos muy bien lo que hacemos, sin embargo el desconocimiento que existe al interior
de los equipos y colectivos tanto de los colegios como de la Secretaría, nos ha
convocado al limbo jurídico en el que nos encontramos, pues dependiendo de las
subjetividades nos consideran docentes o directivos en conveniencia a, y esta
situación no es gratuita, es dada precisamente porque nuestra labor se enmarca en la globalidad de las realidades y en la
particularidad de las cotidianidades, lo que somos y hacemos va más allá
del cometido de enseñar, programar y evaluar, nos enfrentamos directamente a
una amplia y variada gama de problemáticas y situaciones escolares con una
multiplicidad de factores que hacen parte de la compleja vida de nuestros
estudiantes.
Teniendo en
cuenta todo lo anterior, no se trata únicamente de elaborar y establecer leyes
y/o estatutos que supongan, profesionalicen y/o reglamenten nuestra labor de
orientadores, sino aún más, de evolucionar como organización a través de la
creación y participación activa de o en redes, congresos, seminarios,
encuentros creados para reunir profesionales como nosotros que socializan sus
investigaciones y experiencias… se trata de generar evidencias indiscutibles,
de desarrollar ética profesional, de posicionar la orientación y la Red de
Orientadoras y orientadores como un estamento importante dentro del sistema
escolar, desde donde se debe hacer, la producción académica e intelectual, se
trata de sistematizar nuestras prácticas y promover ese saber emergente que
tenemos los orientadores comenzando con nuestras experiencias orientadoras, contextualizar
las realidades del país, para que estas sean verdaderos referentes políticos,
se trata de hacer estudios que aporten en la solución de los problemas sociales
que se hacen indiscutibles en nuestros estudiantes. Citando a Vuelvas, “la
finalidad de la producción intelectual e investigativa es la de resolver
problemas, no de la praxis, sino del conocimiento” pues la base de la
investigación, su esencia, se encuentra en la realidad de lo cotidiano y lo
empírico, esa realidad de la que todos nosotros como seres humanos, seres
orientadores y seres transformadores, somos parte, por eso, Investigar,
Orientar y Transformar son los objetivos de nuestra Red.
María
Deisy Sandoval Gaitán
Licenciada en Psicología y Pedagogía U.P.N. Miembro Red Distrital de Docentes Investigadores Orientación Escolar, Diversidad e Inclusión Docente Orientadora Colegio República de Colombia I.E.D. Jornada Nocturna – Localidad 10 Engativá
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