La
ambigüedad que ha tenido el rol del docente orientador, en su misma concepción,
normatividad y procesos de evaluación, ha derivado en que esta pregunta se
constituya en una constante de los procesos dialógicos, de interacción y de
intervención. ¿Que se espera de nosotros?, ¿Hacia dónde mis acciones me definen
o redefinen la acción disciplinar del orientador escolar? En últimas ¿qué es lo
que debo hacer? Tal vez muchos no tuvimos la oportunidad o el tiempo de
cuestionarnos o abordar este interrogante;
simplemente nos delimitamos a cumplir las múltiples expectativas que se
tenían de nosotros.
Fue
de esta manera que en la práctica se fueron destacando entre otras tantas
actividades que iban desde: cuidar salones en ausencia de un docente,
encargarse de la entrega de refrigerios escolares, hacer acto de presencia en
los eventos a los que el rector no podía acudir, hacer seguimiento a las horas
de servicio social, brindar el servicio de enfermería, camilleros, hasta acompañantes a hospitales y centros de
salud, otro tanto fue auxiliar de coordinación, asistente en los procesos de
convivencia escolar, dispensario de primeros auxilios, aula de acompañamiento
para estudiantes sancionados o cuidadores de los espacios a los que los
docentes no podían llegar e inclusive docentes especiales para estudiantes de
inclusión.
Si abordamos las expectativas de los estudiantes y padres
de familia el escenario se haría más complejo, pues abarca desde ser paño de
lágrimas de las múltiples relaciones emocionales que se gestan en los pasillos
y aulas de clase, hasta el abordaje de intricadas problemáticas familiares que
nos ponen cara a cara del quehacer profesional de funcionarios de comisaria y
defensorías de familia. Hicimos propios los
problemas estructurales de una sociedad que emana problemáticas de violencia
familiar y dinámicas disfuncionales cada vez más diversas.
Hemos
sido la última esperanza de quienes por nuestra intersección pueden salvar el
año, hasta el tropiezo de quienes nos ven como alcahuetas al sugerir procesos
de planificación en población joven. La opción de quienes nos ven la mejor
forma de informarles a sus padres de su embarazo, de su orientación sexual, del
tatuaje oculto y de sus adicciones. El entramado de los secretos y las
revelaciones. La esperanza del cambio para el hijo rebelde, el adolescente
silencioso, de los que no pueden ni quieren aprender.
Terminamos
siendo el actor no clasificable, el docente que no está en el aula y el
directivo que no dirige, aquel agente cuya acción no es cuantificable toda vez
que no lleva un currículo, y en algunos casos termina siendo una isla desde
donde mucho se espera pero poco se le brinda. Todo bajo la frase ineludible de
“es que el anterior orientador si lo hacía o en otras partes es así”
Nuestro
escenario de acción es más aun diverso, algunos desde una oficina apenas
acondicionada, bajo una escalera oscura, desde algún cuarto con unas cuantas
mesas y sillas, otros desde escenarios de oficina más modernos y sofisticados
con la iluminación adecuada pero en su función y realidad una caverna. Un
espacio indescifrable de autonomía y expectativas, de silencios, incertidumbres
e incógnitas que se constituyen como retos, entre ecos de críticas que señalan
que haces de todo y nada haces. Con un mundo de retos que parten de 800 pero
que no tiene limitantes en cobertura.
Es
a partir de lo anterior que la alegoría de la caverna que plantea platón,
redundo en la búsqueda de estrategias que nos permitieran en el acompañamiento
y en el dialogo construir caminos que nos
condujeran a encontrar luces en la definición y redefinición de hacia dónde
y cómo construir una identidad del quehacer del docente orientador en
escenarios que iban desde los más adversos hasta los más asertivos en términos
de entendimiento y empatía. Surgió entonces una balsa, un camino donde la
interacción y el dialogo nos revelo, nos sirvió como espejo para entender que
nuestras dinámicas no eran tan disimiles, que habían otras realidades y otras
alternativas, que nuestro campo de acción era muchísimo más amplio que las
limitantes referentes o nuestra comodidad de esa pequeña zona de confort de
hacer sin confrontar, de cumplir las expectativas sin medir las consecuencias
tanto en nuestros tiempos como en nuestra salud física y mental.
Nos
descubrimos en otro, otro que planteaba estrategias, que recreaba su realidad a
la opción de posibilidades que entre flores, chocolates, investigación,
terapias, dinámicas e interacciones fueron ampliando los hasta ahora limitados
campos de aplicación de su rol. Nos descubrimos sanadores, terapeutas,
investigadores, acompañantes, concejeros, soportes, guías, transcriptores, yoguis,
enlaces, lideres. Encontramos respuestas a las inquietudes sobre casos y
procedimientos, sobre derechos, habilidades y posibilidades. Nos confrontamos y
nos empoderamos como actores claves de los procesos educativos e incluso
sociales aún más complejos, …ya nos vemos.
¿Hemos
salido de la caverna? Tal vez el camino aun esta distante. Es posible que los
temores continúen presentes, quizás aún necesitemos de la aprobación del gran
otro, quizás continuemos mirando con detenimiento los reflejos incipientes de
aquellos imaginarios que nos perciben con desgano de ser una figura burocrática
atada a un cargo aun incomprensible para muchos, tal vez todavía sintamos la
comodidad de ser asimilados en ese pequeño espacio donde debamos responder
afirmativa y prontamente a las expectativas resultante de tantos anhelos
románticos ajenos y muchas veces propios.
Hoy
tenemos una fecha que nos conmemora, un día en que la palabra orientación
redirige su sentir hacia la re significación de lo que podemos y debemos hacer
no solo en las escenarios intramurales de nuestras instituciones, sino un mundo
de posibilidades hacia los escenarios de reivindicación como gremio, de agentes
investigadores, de transformadores sociales, de sujetos políticos que requieren
posicionarse ante un sociedad cada vez más desafiante.
Con
todos estos desafíos y contrastes, es un reto gratificante decir.
Feliz
día del orientador(a) Escolar. Edwin Perilla Rueda-
provincia Alto Magdalena. REDFO
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