Un Amor “Especial” Vivido
desde las Discapacidades Cognitivas
TEMA: EDUCACIÓN
SEXUAL EN ESTUDIANTES CON DISCAPACIDAD Y LA FAMILIA
Contextualización
del Taller (a modo de justificación)
Adolescentes
con Discapacidad (en Colombia, Necesidades Educativas Especiales - NEE), -categoría
actualmente problemática-, incluido por la UNESCO (2004), son tradicionalmente
reconocidos en las Instituciones Educativas como: "estudiantes especiales,
de inclusión, discapacitados, con diversidad funcional, intelectual, retrasados,
limitados, etc.", que presentan alguna dificultad, ya sea para ver
(Miller, 1994), desplazarse, escribir, conversar, o hablar; con déficit
cognitivo –leve o profundo– (p.e. Síndrome Down, Van Dyke y cols., 1995),
espectro autista u otra deficiencia cerebral o neuropsicológica evidenciable,
están siendo hostigados y rechazados socialmente, argumentando una inferioridad
mental, emocional y sexual (desde una postura positivista psiquiátrica o
psicológica que los diagnostica como “disfuncionales” o “desadaptados)”,
evidencias de enfermedad psíquica y síntomas de una defectuosa integración de
la personalidad (Rubin, 1989). Las/los estudiantes afrontan mucha más
discriminación por tener alguna limitación; comportamientos, vivencias, gustos
diversos e imaginarios sexuales, son reprimidos, castigados y cohibidos
socialmente, por estar relacionados con la expresión de su sexualidad, erotismo
y deseo sexual. Según Mckenzie y Swartz (2011:375): Altos niveles de estigma y actitudes negativas hacia las personas con
discapacidades limitan el desarrollo de una sexualidad saludable.
Aparte
de la discriminación escolar que viven estas personas “con discapacidad”
(Decreto 1421 de 2017), menciona Viveros[2]
(2014): las discriminaciones por razones
de prácticas sexuales y por situación de discapacidad son distintas (…) incluso
dentro de cada categoría de diferencia hay heterogeneidad. En ocasiones, se
mezcla con otras situaciones que hacen que se magnifique y complejice,
mencionando por ejemplo: la exclusión, el aislamiento, la ridiculización, los
gestos y miradas, la burla, el menosprecio, la crítica, el no hablarle, el
ignorar, bromas pesadas, los comentarios dirigidos (que hagan relación a
categorías entrecruzadas como la clase, el género, la etnia), hasta acciones de
contacto físico como la agresión -física y verbal-, el hostigamiento constante
y repetitivo (Ley 1620 de 2013).
La
Convención Interamericana para la eliminación de todas las formas de
discriminación contra las personas con discapacidad -de alcance regional-, que
plantea la necesidad de luchar contra actos y políticas discriminatorios; y la
Convención Internacional de los derechos de las personas con discapacidad, que
retoma los principios expresados en la primera, abordando la cuestión de la
discapacidad, sin partir de una concepción centrada en los obstáculos
inherentes a la condición física o mental, sino la “interacción de las personas
con deficiencias / barreras debidas a la actitud y al entorno que evitan su
participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con
las demás” (RELAF, 2013:37). Así como los estudiantes no heterosexuales
construyen su autonominación o autodefinición respecto a su orientación sexual
(no heteronormativa / homoerótica), relacionada con su autoconcepto, los
estudiantes con discapacidad también hacen la construcción del autoconcepto
durante su vida escolar, al igual que la demás población estudiantil, con los
mismos factores intervinientes (Borja, 2017), universalmente aplicables, que
pueden afectar de igual manera a cualquier niño (Sabeh, 2002). Apoyando esta
idea, Buscaglia (1990, citado por Sabeh, 2002), dice que el Yo de personas con
discapacidad, se desarrolla del mismo modo que el de las demás personas, pero
estos reciben influencias con frecuencia muy fuertes, sumado a que desde la
infancia enfrentan experiencias negativas, frustraciones y rechazo social en
sus relaciones interpersonales que los van anulando, y que se sientan
desvalorizados. Circunstancias que conducen a que sea un grupo en riesgo al
desarrollar un auto concepto negativo.
A
esta población se les niega las posibilidades sexuales, desconociendo que
personas con discapacidad intelectual (Peirano[3],
2014) pueden tener las mismas necesidades y deseos sexuales que las personas
sin discapacidad (Mitchell y cols. 1978, citado por Aunos y Feldman, 2002). Sexualidad
que actualmente posee sus propias desigualdades y sus formas de opresión
específica, a pesar de ser un área determinante en la vida de los humanos,
independiente de su condición, género o edad. En las culturas occidentales ha
sido estructurada dentro de un marco social estrechamente punitivo, con
controles formales muy fuertes, que evidencian la existencia de una mojigata -hipócrita-
y ambivalente represión sexual, cuyas prohibiciones, rechazos, censuras,
denegaciones, lejos de sufrir un proceso de restricción, ha estado sometida a
un mecanismo de incitación creciente, como mencionaba Foucault (1977), llevando,
por el contrario, a hablarse y practicarse más, con o sin culpa y pecado.
Ahora, en las sociedades modernas, evalúan estos actos sexuales como
multiplicación de “perversiones”, según un sistema jerárquico de valor sexual, que
Rubín (1989) lo describió de manera interesante, pero que incluso en esta
categoría no existen, no son categorizados, no hay espacio en la sexualidad
para los “discapacitados”, que antes y hoy siguen considerándose desde los
imaginarios, tabúes, prejuicios generalmente negativos, que los convierte en impúberes,
sin deseos, aniñados, inocentes asexuales o asexuados, toda su vida, pero que
esconde el gran temor de su sexualidad “incontrolada” (hipersexualizada),
sumada a los discutibles argumentos biológicos evolucionistas de evitar el
peligro de reproducción, con sus riesgos genéticos.
Las
personas con discapacidad tienen posibilidades de casarse, amar, tener
relaciones sexuales "voluntariamente", a diferencia de la población
femenina, quienes terminan siendo abusadas y subyugadas sexualmente.
Independiente del género, a ambos se les niega las posibilidades sexuales. La
sexualidad que actualmente posee sus propias desigualdades y sus formas de
opresión específica; es una parte importante en la vida de los humanos,
independientemente de su condición, incluso para personas con diversidades,
como seres sexuados, se expresa y manifiesta de forma diferente su sexualidad y
erotismo. Los Programas de Educación para la Sexualidad y Construcción de
Ciudadanía PESCC (MEN, 2007), que son de obligatoriedad en las instituciones
públicas, se han quedado bastante cortos, porque se hacen para la población
estudiantil, en general, sin tener en cuenta las singularidades (Corcuff, 2009)
de muchos/as estudiantes.
Dirigido a
Padres, madres,
acudientes, cuidadores, docentes, profesionales, Orientadores escolares,
investigadores, Psicólogos, funcionarios y demás personas que tengan contacto y
trabajen con estudiantes con discapacidad.
Objetivos del taller
Posibilitar la
reflexión sobre los imaginarios y representaciones propias respecto a la
sexualidad en las personas con alguna discapacidad.
Aportar desde
nuestros saberes construidos, como partícipes del taller, que nos permitan
transmitirlos e incorporarlos con otras posturas conceptuales y académicas (Se
parte del principio que todos y todas tienen para aportar y se puede aprender,
enriquecerse a través del dialogo dirigido).
Promover en los
participantes una posición activa, desde sus particularidades, que aporte a la
construcción de propuestas educativas.
Construir -sistematizando-
nuevos saberes en la medida en que el interés y el deseo se corresponda con
aquello que se expone (Es importante que los contenidos que se trabajen en esta
actividad sean en lo posible contextualizados a las realidades de las personas
con quienes se va a desarrollar el tema; es decir, responda a sus intereses).
Metodología del Taller
Con base en las
metodologías psicosociales (García Peña, 2009), se trabaja con la “Negociación
de los saberes”: que implica en quien (Tallerista) se dirige al grupo a manera
de conversatorio, se asuma como posibilitador, dinamizador o gestor e
intercambie con los participantes, a partir del saber que portan sus
integrantes de manera lúdica; para iniciar la reflexión y a partir de las
construcciones iniciales se dé vía a la palabra, para que se analicen,
discutan, confronten, refuercen y/o cuestionen aspectos de forma vivencial (Aprendizajes
significativos). La “Participación”: que busca posibilitar la construcción
grupal de alternativas, más que llevar información. Esto implica tener presente
la heterogeneidad, que puede volverse una fortaleza si se permite expresar con
libertad, brindando un espacio para ejercer el derecho a disentir de los
argumentos del otro u otra, y se facilita al grupo hacerse responsable del
logro de los objetivos y de su mantenimiento a través de limitar/direccionar su
intervención. La “Flexibilidad y Apertura”: admitiendo la existencia de otras
lógicas, otras dinámicas, otros modos de pensar y actuar frente al tema y las
situaciones conexas como realidad en construcción, que cuando emergen hay que
permitirlo, para poder leerlas, comprender y posibilitar su reflexión. Finalmente,
la “Sistematización”: de las experiencias conceptos y saberes que permitan
recoger la información generada por la intervención de forma organizada y
coherente para tener comprensión de esta situación problematizada (su
sexualidad), el beneficio para las comunidades escolares y bienestar de la
población (estudiantes con discapacidad).
Desarrollo del Taller
1. Presentación breve del Taller
Conversatorio, los objetivos y el tallerista. 5 minutos.
2. Contextualización: apertura de la
situación temática problematizada (con base en la lectura, páginas 1 y 2), reconociendo
algunas condiciones subjetivas, históricas, sociales y culturales de la
población en mención, estudiantes con discapacidad. 10 minutos.
3. Pregunta categórica (SI / NO) para
responder individualmente y por escrito: ¿Las
personas con alguna Discapacidad disfrutan su sexualidad? La cual debe ser
recogida y tabulada de inmediato, para ser mostrados sus resultados dentro de la
misma sesión. 10 minutos.
4. Establecimiento y Concertación
colectiva de normas a cumplir durante el taller (ver Metodología). 5 minutos.
5. Reflexión: “Cambiando Mitos por
Derechos Sexuales”, la sexualidad es un hecho que nos iguala, todos somos
sexuados, sexuales, eróticos y atravesamos los procesos de sexuación. A través
de una proyección audiovisual, presentar varios mitos actuales sobre la vida
sexual / afectiva de las personas con discapacidad, para contrastarlos con sus
derechos (desde una normatividad y política pública). Las intervenciones, que
deben ser breves, se trascriben por el relator en un computador. 20 minutos.
Mitos/Creencias:
§ La sexualidad de
las personas con discapacidad es especial.
§ Las personas con
discapacidad no tienen sexualidad, son asexuadas y no les interesa.
§ No tienen
conciencia de su cuerpo, ni su desarrollo sexual y anatómico.
§ Sus dificultades
les impiden tener relaciones sexuales “normales”.
§ Las personas con
discapacidad no tienen atractivo, no son deseados-deseables y no pueden
producir placer.
§ Las personas con
discapacidad no pueden tener pareja, besar, acariciar, manifestarse
sexualmente.
§ Pueden
transmitir genéticamente la discapacidad (Argumento biologicista).
§ Las personas con
discapacidad tienen una sexualidad incontrolable, perversa, impulsiva,
promiscua, llena de peligros.
§ La única forma
correcta y placentera de obtener placer sexual es mediante el acto sexual o la
genitalidad.
§ La Educación
Afectivo-Sexual incita e incrementa en ellos, las conductas sexuales, sus
tendencias, orientaciones y preferencias sexuales.
§ No tienen capacidad
para captar, entender el abuso del que pueden ser objeto.
§ Los hombres con
discapacidad tienen mayores necesidades y deseos que las mujeres con
discapacidad, quienes son asexuadas (Política / Enfoque de Genero).
§ Todas las
personas con discapacidad son heterosexuales (Política / Enfoque de Diversidad
Sexual).
§ Las personas con
discapacidad no necesitan Educación Afectivo-Sexual.
§ Son niños en un
cuerpo de adulto.
§
Otras…
(mencionadas por los participantes), deben ser transcritas por el relator en el
computador.
Derechos:
§ Expresar su
sexualidad, erotismo, sentimientos, afectividad, dentro de los limites sociales
establecidos para cualquier persona.
§ Recibir
educación afectiva, sexual y formación en la familia y en la Escuela.
§ Integridad y
propiedad de su cuerpo, de forma que nadie los/las instrumentalice.
§ Tener la vida
sexual / afectiva plena, saludable y satisfactoria, que deseen y sea posible,
según sus condiciones particulares, como un aspecto fundamental para su
bienestar y calidad de vida; con la ayuda de los Orientadores Escolares, los
docentes, la familia, tutores legales, los profesionales, las Entidades
respectivas, y el Estado.
§ Tener pareja /
compañero / esposo / cónyuge, y una vida sexual independiente.
§ Reproducirse o no,
y conformar una familia (no ser esterilizados sin su consentimiento).
§
Simplemente
porque… ¡tienen derecho!
6. Construcción Participativa: partiendo
de la categoría, término, concepto -peyorativo- “DIS-CAPACIDAD” [NEE (NET),
Inclusión, Diversidad Intelectual o Funcional, Condición Especial,
Excepcionalidad, Limitaciones, Singularidad, Diagnóstico, hasta llegar a los
históricamente conocidos (Retrasados, Enfermos, Anormales, Mongólicos, etc.)
problematizados entre la epistemología (ciencia), las normas estatales y la
realidad; comienzan las discusiones a partir de la pregunta generadora ¿Qué podemos hacer como padres/madres,
profesionales, cuidadores, docentes?, para integrarlas en la Escuela, desde
los proyectos de educación sexual, el PEI, los programas curriculares y las asignaturas.
El relator debe ir transcribiendo lo que se diga, en un computador. 30 minutos.
7. Comentarios finales, evaluación y Cierre.
Se distribuye al azar el formato de evaluación del taller (entregado por el
organizador). Si surgen preguntas e inquietudes al final, se recogen por
escrito y se incluyen para alimentar el documento final, y darles respuesta por
correo electrónico, dentro del plazo establecido, que no podrá exceder una
semana. 10 minutos.
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[1] Psicólogo, Orientador y Asesor Escolar
Secretaria de Educación Distrital Psicólogo
clínico, varios años trabajando e investigando con población
estudiantil con discapacidades cognitivas y motoras (Síndrome Down, Autismo,
DCL o RML, Limítrofes, etc.). Con perfil investigativo, Universidad
Católica de Colombia, el Burnout (Síndrome
Agotamiento): “Salud Mental de los Psicólogos que Ejercen como Terapeutas en
Bogotá”. Especializado Pedagogía, Universidad Javeriana, artículo/ponencia:
“Desarrollo Moral y Convivencia, Aproximación desde las Comunidades Justas
(2012)”. Maestría Género, Universidad Nacional de Colombia, investigación:
“Discriminación en Estudiantes con Discapacidad y no Heteronormativos (2017)”.
Trabajo escritural continuo durante 6 años,
compartido en encuentros académicos, ponencias, conferencias y digitalmente por la Red Nacional de Orientadoras/es como colíder y dinamizador
-Facebook, drive, blogs, WhatsApp, emails-. Libro: “Rol y Sentido de
la Orientación Educativa en Colombia (2018);
cborja@educacionbogota.edu.co
[3] Refiriéndose a las discapacidades cognitivas como “discapacidad
intelectual” (Silvina Peirano, comunicación
personal, 13 de noviembre).
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